Albergue Municipal de Conquista

Tras consultar las características del edificio a derribar y conocer que se trataba de una edificación tradicional, se sugirió a los regentes la paralización del derribo hasta nuestra visita. Una vez allí, se comprobó que se trataba de una construcción formada por un cuerpo originario en fachada –que respondía a la tipología de la comarca– al que posteriormente se habían adosado sin ordenación un conjunto de volúmenes de distintas alturas. De todo el conjunto, destacaba el cuerpo original, si bien este se encontraba alterado e interiormente muy subdividido, a la vez que su planta alta, cuyo acceso se realizaba desde el patio, ocultaba tras su falso techo la solución de su particular cubierta (lo que impedía conocer la secuencia constructiva de la secuencia terraza + faldón –no habitual en esta tipología de construcciones, y que en conquista solo aparecía en otra vivienda–).

Ante la opinión municipal de ser un edificio de “escaso interés”, se planteó una trampa sutil que hiciera patente la necesidad de conservar el cuerpo de fachada: demoler los volúmenes interiores del solar –que realmente carecían de interés–, desmontar las particiones del cuerpo de fachada y despojarle de sus revestimientos, tras lo que podría decidirse con más criterio.

Tras ejecutar lo anterior, los espacios resultantes –un sistema de bóvedas en planta baja y una cámara diáfana en planta alta– convencieron a los promotores del acierto que supondría incorporarlos al edificio que buscaban. Analizados los usos, se decidió levantar un volumen de nueva planta al fondo del solar (orientado al sur y totalmente autónomo) para las habitaciones demandadas, y destinar la construcción “ahora descubierta”, a usos generales y restauración. A su vez, se asumió conservar las circulaciones originarias, decisión arriesgada y ciertamente discutible para el funcionamiento del nuevo edificio.

Llegados a este punto se decidió englobar la doble finalidad en un solo uso como albergue, lo que permitió dimensionar espacios y cerrar el programa.

Toda la intervención del proyecto se ha orientado a la puesta en valor del edificio primitivo, para desnudarlo y mostrar unos sistemas constructivos tradicionales (humildes y apasionantes), en contraste con el edificio de nueva planta; ello, en aras a rendir reconocimiento a una arquitectura popular, anónima y conmovedora que se ha venido repitiendo hasta convertirse en un invariante tipológico de la comarca de Los Pedroches.

RECONOCIMIENTOS:  Primer Premio-Ex Aequo Félix Hernández de Arquitectura-X Edición