Bodega Darien en Pradolagar

La iniciativa de la empresa, con otra importante bodega en el término municipal de Logroño, es la elaboración de vinos singulares y de personalidad propia y diferenciada en un edificio de gran expresión arquitectónica, adecuado para la explotación de los recursos publicitarios a través de visitas organizadas para ver el proceso de elaboración de vino de calidad.

La bodega, rodeada de una topografía suavemente ascendente, también se concibe como lugar de encuentro del amplio número de socios en sus respectivas actividades comerciales y profesionales.

El proyecto consigue fundir la arquitectura con el paisaje en una convivencia natural: que la bodega naciera de la tierra como parte de ella, difuminando los límites entre el paisaje y la obra construida. Para ello, se empotró la bodega en el talud, soterrando las grandes naves y dejando emerger solo aquellas dependencias que requerían luz y contacto con el exterior. Así, el volumen edificado queda oculto en su gran mayoría, manteniendo la continuidad del manto vegetal y, a su vez, dotando a la bodega de un equilibrio térmico y acústico (carreteras y ferrocarril) excepcional.

La correspondiente impermeabilización y drenajes garantiza la bondad de la decisión que colabora al poco gasto energético; en definitiva, una bodega sostenible. La exitosa fusión entre la arquitectura del edificio y el paisaje tiene su origen en la topografía que dibujan la sucesión de lomas y cerros que la mano del hombre ha ido tallando para convertirlos en una interminable malla de viñas separadas entre sí por pequeños taludes y ribazos en donde estamos acostumbrados a ver cómo los peñascos quedan a la vista.

El edificio, basado en la capacidad de elaboración en torno a los 650.000 l, ofrece todos los servicios auxiliares a las tres grandes naves (elaboración, crianza en barrica y crianza en botella), como estufado de barricas, embotellado, materia prima, expedición, vestuarios del personal, laboratorio de enología, etc. La parte administrativa y comercial cuenta, además de administración y despacho de dirección, con sala de audiovisuales, sala de catas docente, cocina y comedor para 80-100 personas y comedor de socios.

La superficie total construida es de 6.488,05 m². La organización del circuito de visitas es básica y se concibe como un acto cultural, capaz, al mismo tiempo, de absorber la exposición permanente de la historia de la cerámica de La Rioja, singular colección propiedad de la bodega y que dota a la visita de un componente diferenciador y enriquecedor.

La bodega se ordena en vertical con un primer nivel para la zona de elaboración, crianza y embotellado; y un segundo nivel, para el recorrido de visitantes y desde el que se contempla el proceso sin interferir las labores, así como comedores y cocina. La planta de recepción, inmediata a la explanada de acogida y estacionamiento de vehículos y abierto al viñedo mediante un largo paño acristalado, distribuye los diferentes circuitos: visitas de grupo, comercial y administrativo, sala de audiovisuales, sala de catas docente, tienda...

Los volúmenes arquitectónicos aparentemente ciegos no lo son, puesto que la luz penetra en ellos de manera más elaborada, ya que el resto poseen iluminación natural, con la salvedad de la sala de audiovisuales y la sala de catas, que recibe luz indirecta por techo haciendo de ella una sala equilibrada lumínicamente blanca, sin contrastes que distorsionen la apreciación del color.

La composición formal de la arquitectura del edificio es fiel reflejo de la pretensión analógica con la imagen de las piedras fracturadas que asoman en los ribazos riojanos. La superposición de unas sobre otras, los giros, sus planos y esquinas apuntadas y en vuelo, su posición más relacionada con los movimientos y tensiones de la tierra que las envuelve... aunque no pretende un mimetismo, sino una clara alusión o referencia arquitectónica.

La bodega, por tanto, emerge como una agregación de grandes peñascos en hormigón visto que giran unos sobre los otros dejando pasar la luz, que ocultan entre cara y cara grandes paños de vidrio que respiran por la parte inferior del vuelo albergando estancias y lugares nunca convencionales.