Casa Cela

“La casa que me hicieron Molezún y Corrales, y que se ha publicado en el número 94 de esta revista, es lógica, muy lógica y habitable. Es lo único que necesitaba y es también algo que las casas no suelen ser; las casas, con frecuencia, son lujosas, o aparatosas, o bellas, o de este o del otro estilo y, al final, todo suele acabar en pastiche (en falso lujo, en agobiador aparato, en convencional belleza, en réplica de un estilo que no la necesitaba). Sé de sobras que no es empresa fácil el levantar una casa para un escritor y, menos aún, si este escritor es como yo soy: bárbaro, elemental y cabezota (y también, a ratos, sentimental, barroco y ecléctico).

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Molezún y Corrales acertaron y entre estas paredes me siento a gusto para vivir y cómodo para trabajar. Voy a tratar de describirla un poco. En la planta baja, por el lado de la fachada principal, que es la que da al sol, la que queda a espaldas de la carretera, hay un comedor bastante grande del que sale la escalera, y dos puertas: la de la bodega y la de los servicios (office, cocina, cuarto de la plancha, alcoba y aseo de los criados, etc.).

SH COAM. Fondo Archivo de Ramón Vázquez Molezún
SH COAM. Fondo Archivo de Ramón Vázquez Molezún

Para entrar en la bodega se bajan tres o cuatro escalones; su suelo es de guijarrillos y en medio de ella hay una gran mesa hecha con el frente de una cuba de tamaño considerable, que compré en Inca; como no cabía por ningún hueco, la pusieron en suelo, cuando se replanteó la casa sobre el terreno, la taparon con unos tablones y levantaron la casa alrededor; las botellas se colocan en unos anaqueles de tejas árabes, que gustaron mucho a mi admirado amigo el arquitecto Alberto Sartoris. (…) Ahora está todo más lleno, como es lógico.

SH COAM. Fondo Archivo de Ramón Vázquez Molezún

En la bodega tengo dos colecciones curiosas: una de anises de toreros (no de botellas en forma de torero, claro es, que son muy ridículas) y otra de botellas bebidas con amigos y dedicadas por ellos: don Ramón Menéndez Pidal (esta me costó mucho trabajo porque don Ramón no bebe), don Américo Castro, Albert Camus, Ernesto Hemingway, Alberto Moravia, Picasso, Joan Miró, Jorge Guillén, John Dos Passos, Chaplin, La Chunga y muchos más, hasta un centenar. Casi toda la bodega es invento mío –el piso, la mesa, las tejas para las botellas– y estoy muy orgulloso de lo bien que salió.

En el resto de la casa no intervine, ni poco ni mucho; a Molezún y a Corrales les di una cuartilla conteniendo lo que llamé Nómina de mis necesidades y ellos la interpretaron con talento y una absoluta libertad. En una esquina del comedor, ante un tresillo en el que mi mujer, algún invitado, los quinquis de mi Casa Civil y yo solemos hacer tertulia, se abre una gran chimenea que, ¡nuestro trabajo nos costó!, tira muy bien. Al aire libre, sobre el muro de contención de la terraza del despacho de mi mujer, está el mural de Picasso.

SH COAM. Fondo Archivo de Ramón Vázquez Molezún
SH COAM. Fondo Archivo de Ramón Vázquez Molezún

En el primer piso hay: la puerta principal de acceso, que da a un pequeño hall; otro hall más grandecito del que se pasa, a la derecha según se entra, al antedespacho y al despacho de mi mujer, y al almacén de mis papeles, y a la izquierda, a nuestra alcoba y a la escalera que baja a los servicios o sube a mi estudio y al cuarto de mi hijo. Del hall grandecito de que hablaba sale la escalera que baja al comedor, y puede pasarse al departamento de huéspedes y a un servicio para uso de las inevitables visitas que no se tomaron la precaución de salir meaditas de sus casas. Del almacén puede subirse, por una escalera de caracol, a la redacción de la revista; el almacén tiene acceso directo desde el porche de entrada.

SH COAM. Fondo Archivo de Ramón Vázquez Molezún

Las piezas del cuarto de baño de mi mujer y mis dos lavabos, el retrete y su cisterna, y el bidet fueron pintadas por Angela von Neumann y cocidas en el alfar de Moisés Alvarez, en Vigo. El calentador del agua está pintado, pero no cocido (porque es de metal) y la bañera no está ni pintada ni cocida (porque es de metal con un baño de loza y porque, sin cocer, se hubiera borrado). Las paredes del cuarto de baño son de madera, con lo que conseguimos hacer desaparecer el siniestro aire de casa de socorro que suelen presentar; las señoras hacendosas, cuando les enseñamos la casa, preguntan siempre si no se nos estropea la madera; pues bien, sí, y cuando se estropee, que por ahora no se nos estropeó, la cambiamos y en paz (igual que se hace con todo).

SH COAM. Fondo Archivo de Ramón Vázquez Molezún

Del despacho de mi mujer puede salirse a una terraza cubierta y practicable. Ante toda la planta corre otra terraza, no practicable, con tierra vegetal y flores. La escalera, al llegar al segundo piso, termina en un descansillo del que salen dos puertas: una da al pequeño departamento (o gran cuarto) de nuestro hijo, alcoba, cuarto de estar y cuarto de aseo, y la otra a mi estudio, que es bastante capaz. De este estudio se sube, por una escalera interior (no de caracol), a un segundo estudio, y se puede pasar a la oficina de la revista: minúscula pero muy cómoda y funcional. La oficina tiene acceso independiente, por una escalera al aire, de hierro.

Mis dos estudios forman un conjunto suficientemente amplio; en todo caso, he podido colocar mi biblioteca (doce o catorce mil volúmenes), cosa que no creí que hubiera de suceder jamás. Por delante de toda esta segunda planta corre otra terraza, tampoco practicable y también con jardín. Del segundo estudio puede salirse a otras dos terrazas: una practicable, en uno de cuyos ángulos planté la veleta de hierro que me hizo el escultor Carlos Ferreira, y otra no más que relativamente practicable, con vegetación. En la entrada por la carretera hay un pequeño patio de distribución del que se puede pasar al garaje, a la casa del guarda (pequeño vestíbulo, dos alcobas y aseo) y al porche de acceso.

Eso es todo y, para mí, no poco; mejor dicho, más de aquello a lo que jamás –hasta que sucedió– hubiera aspirado. Mi casa es un gran taller y la consigna que di a los arquitectos –ni un solo centímetro cuadrado innecesario, ni una sola pieza falsa– la cumplieron con evidente fortuna. Es lástima que sean tan holgazanes y no se decidan a dibujarme los cuatro faroles exteriores que faltan. Las fachadas son de gres o de piedra, según por donde se mire; los pisos, de gres, y las paredes van dadas de cal. Por algunos sitios hay madera.”

Camilo José Cela

General information

Casa Cela

YEAR

1961

Status

Built

Option to visit

Closed to visitors

Address

C/ Francesc Vidal i Sureda, 71

07015 Palma de Mallorca - Illes Balears

Latitude: 39.557860652

Longitude: 2.6139397383

Classification

Building materials

Concrete

Ceramic

Wood

Built area

1 - 500 m²

Information provided by

Fundación DOCOMOMO Ibérico

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Location

39.557860652 2.6139397383 121bd77b-9109-433a-97a3-213eeccb459e Built
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