Centro de Biotecnología Animal en Leioa

Los cerramientos dispuestos en el interior de los pórticos terminan de definir una volumetría regular y poderosa, con luces y sombras siempre cambiantes fruto de una estructura que protege el interior del sol y es también imagen sólida y definitiva del Centro de Biotecnología.

El edificio está ubicado en el recientemente creado Parque Científico de la Universidad del País Vasco y se destinará a la investigación en biociencias y biomedicina. Cuenta con dos plantas de sótano, cuatro plantas sobre rasante y una planta técnica en cubierta. En su interior albergará laboratorios especializados y espacios para grupos de investigación además de una serie de zonas comunes de apoyo a esos usos principales.

La envolvente desarrollada no informa sobre la escala del edificio, generando un objeto abstracto. Los pórticos estructurales constituyen el marco delimitador de las fachadas transversales en las que se ha procurado buscar una transparencia que muestre profundidad para enfatizar los pórticos. En las fachadas más largas la lectura del interior queda oculta al observador. En las fachadas longitudinales la seriación regular de los pórticos sobresale respecto al plano del cerramiento y se eleva por encima del antepecho de cubierta, uniéndose en la coronación del edificio con sus simétricos. En los paños definidos entre estos elementos verticales, una piel de chapa metálica exenta del cerramiento y con diferentes intensidades de perforación en función de la orientación de las fachadas colabora en la protección solar del interior. Tras esta, un panel industrializado de núcleo aislante constituye el cerramiento opaco y aislante del edificio. En él se intercalan huecos vidriados que aportan luz natural a todos los espacios de trabajo.

El Centro de Biotecnología Animal se caracteriza por la singularidad de la estructura planteada, una estructura metálica tipo puente que permite liberar el espacio interior de pilares, obteniendo así espacios diáfanos y flexibles. Esta estructura está conformada por una serie de pilares metálicos exteriores que, además de la función estrictamente estructural, componen también una celosía de lamas verticales que garantiza la protección de los huecos frente a la radiación directa del sol. Unas cerchas de 1,6 m de canto enlazan los pórticos, arriostrándolos y posibilitando una altura importante en falsos techos, adecuada para albergar la importante cantidad de infraestructuras necesarias en edificios de esta naturaleza y garantizar un mantenimiento ágil de las mismas.

En la planta sótano –2, destinada a aparcamiento, la flexibilidad de la planta deja de ser un requisito, por lo que se renuncia a las cerchas metálicas y se opta por una estructura de hormigón con dos alineaciones de pilares intermedias, más adecuada para contrarrestar los esfuerzos del terreno.