Centro de la Cultura del Rioja, CCR

El enfoque cultural abarca todas las perspectivas: historia, sociedad, arte, urbanismo y arquitectura, economía, artesanía e industria, gastronomía, comercio, vitivinicultura, enología... Y se complementa con el turístico, la estimulación de la investigación y su difusión sobre temáticas relacionadas con el Rioja, así como lo comercial, dirigido a promocionar y potenciar la comercialización de productos e incentivar actividades comerciales relacionadas con el vino de Rioja.

Estas áreas posibilitan arquitectónicamente un programa de espacios para acogida e información, promoción del enoturismo, recursos turísticos y patrimoniales de La Rioja, rutas guiadas en Logroño, presentación de elementos artesanales y comerciales relacionados con el Rioja, tienda y vinobar, espacio de interpretación “Acércate al vino de Rioja” a través del Camino de Santiago, la arquitectura, la fiesta, la artesanía e industria..., espacio de presentaciones temporales, de cata, aulas y seminarios, pequeño auditorio, centro de documentación, oficinas, etc.

Para entender la complejidad del proyecto, baste decir que el palacio del siglo XVI era un resto de lo que fue. Su importancia, desde el punto de vista arquitectónico, quedó radicalmente mermada como consecuencia del corte y desaparición de la fachada que daba frente a la Ruavieja, dramática mutilación que quedaba brutalmente reflejada en la esquina, con su afección a la noble fachada de la calle Mercaderes. Los despropósitos culminan en el siglo XX, cuando se mutila por el sureste, demoliendo una parte del edificio y de su fachada a Mercaderes para construir un nuevo edificio extemporáneo con el lugar.

El zócalo de sillería del palacio es su parte más noble y rica, pues reúne todos los elementos de la noble retórica renacentistas del palacio, en tanto que la gran portada en arco de medio punto se configura mediante dovelas enriquecidas con talla en altorelieve de trapecios planos y apuntados alternos.

El portón de entrada de acceso a un zaguán, con el trasdós de la portada con arco escarzano y el arco carpanel de acceso a la caja de escalera, su imaginería y el noble tallado de la viguería del techo son elementos valorables.

La planta baja contiene, además, dos lagos para el pisado de la uva, una prensa bodega y la salida al patio o edificaciones auxiliares del palacio.

Destaca los indicios de la existencia de un balcón arqueado en la esquina del palacio (calle Mercaderes con Ruavieja) que resultó casi totalmente afectado al seccionarse el edificio para retranquear la fachada a Ruavieja y ampliar la calle.

Además, fue repicado el repertorio ornamental que de él quedó en la fachada a Mercaderes y ocultar así la brutalidad practicada sobre la expresión ornamental y el gran significado del arqueado balcón en esquina. Afortunadamente, se pudo establecer su geometría arquitectónica. Se trataba de un trazado de medio punto con un cuarto de circunferencia en las caras exteriores. En fachada, estaba enmarcado por pilastras (se encontró una de las originales) que interseccionaban con la imposta, evitando el conflicto del arco con la moldura inferior de esta.

La estructura de lo que quedaba del palacio de los Yanguas se constituía sobre una base de zócalo conformado por muro de sillería en su perímetro. La estructura vertical tenía como materiales básicos la madera a partir del zócalo, el ladrillo al exterior y enyesados al interior. La horizontal, con forjados de viguería de madera unidireccional atada sobre los durmientes cabecera de muros y bovedilla de enrasillado apoyada en el tallado de la viga. La cubierta se modificó radicalmente por las alteraciones volumétricas sufridas, con un alero ramplón impropio del remate de la noble fachada de un palacio renacentista. Los huecos de fachada más parecían huecos de ventilación que originales, tanto por disposición como por tamaño y forma.

La propuesta arquitectónica atiende a la complejidad del objetivo pretendido, en donde deben convivir el CCR y un conjunto de 12 viviendas que no deben interferirse mutuamente. Las viviendas se desarrollan en la calle Marqués de San Nicolás con uno o dos dormitorios y trastero bajocubierta a las que se accede desde dos portales, con dos viviendas por planta por cada uno de ellos.

El conjunto del CCR se ordena interiormente a partir de la pieza que estructura y cohesiona todo el complejo: el patio central (traseras de las edificaciones originales) con cubierta traslúcida, que se abre a tres calles y que hace permeable la manzana para facilitar el acceso, intensificar su conocimiento y actuar como pieza vertebradora del edificio. Su dimensión permite constituirse en estar y terraza del vinobar-cafetería-degustación o en gran salón de recepciones, actividades escenográficas... Su parte ciega del fondo medianero permite la proyección de imágenes cambiantes, acordes con el acontecimiento, así como su volumétrico techo. Los cuerpos con frentes ciegos que enmarcan este patio, representan las edificaciones del parcelario original de la calle fundacional de Logroño, la Ruavieja.

El CCR debía ser identificado con facilidad y para ello se utilizó la simbología de un gran botellero. Su construcción de hormigón armado, calado de vidrio, permite el paso de la luz al interior e ilumina y vitaliza el entorno en horario nocturno. Su imagen ligera, vítrea y llena de matices de brillo, color y transparencias lo aleja de una visión arquitectónica pesada. Tanto la bodega en bóveda de cañón del palacio, como la de similar traza y de impecable estado en Ruavieja, fueron objeto de una ligera restauración con especial atención a las medidas de deshumidificación. Ambas pasan a formar parte de un ámbito soterrado y destinado a describir lo relacionado con la cultura de la vinificación, en la que estos calados representan la mejor expresión de una tradición secular de La Rioja y de Logroño.

El CCR responde, por tanto, a dos criterios básicos:

-Edificio contemporáneo, con instalaciones de última generación, tanto telemáticas para proyección audiovisual como de control climático, manejo lumínico, etc.

–Y una reconstrucción con importantes elementos de valor histórico-artístico, que fueron sometidos al cuidado de su clasificación, desmontaje, protección y restauración, lo que permitió en parte su recolocación posterior.