Common ground

Nuestro proyecto comienza con el estudio del parking. Una vez analizada su tipología sugerimos una serie de operaciones capaces de funcionar como una herramienta de negociación con los diferentes agentes políticos. Lo primero fue diseccionar su anatomía para entender sus características espaciales, que responden, obviamente, a su función actual: al comportamiento de los coches. La principal operación que se propone es la substracción estratégica de forjados y muros de contención para introducir luz, ventilación y calidad espacial. Entendiendo la productividad desde un punto de vista social, mapeamos el tejido reproductivo del área. Establecemos así una red de actividades relacionadas con los cuidados donde las plazas operarían como núcleos visibles de referencia ciudadana.

Para vertebrar este sistema, proponemos las Green Vías. Dos calles peatonales paralelas a Gran Vía, que incorporan la naturaleza en el espacio público. Estas vías se cosen además con tres anillos ciclistas que conectarían con los ya existentes, con ello se generan unos ecosistemas peatonales tranquilos que aseguran la accesibilidad universal y ayudarán a crear una ciudad más inclusiva.

Por último, hemos seleccionado como caso de estudio la Plaza de Santo Domingo, lo que nos permite articular una propuesta concreta de transformación, que exprese el alcance estratégico, social y ciudadano de nuestro proyecto. Debido a que, después de una intervención realizada en el año 2006, el parking está parcialmente desenterrado, la plaza funciona hoy como una barrera. En primer lugar, se acometen las operaciones de sustracción: abriendo accesos, patios y espacios a doble altura, así como convirtiendo muros en fachadas. Todo esto permite la conexión transversal de la plaza en superficie. Si entendemos la productividad desde un punto de vista social y no solo funcional, el espacio más sostenible es el que se usa intensivamente.

En este sentido, nuestro proyecto se propone como una agregación de posibilidades de uso, enfocada a una gestión pública de la infraestructura, que incorporará concesiones, alquileres y espacios programables por la ciudadanía. Creemos que la reconversión de esta tipología pública obsoleta en una infraestructura viva y abierta situaría a Madrid como ciudad pionera en el cambio de paradigma en la movilidad y en la apropiación del espacio público por los vecinos.