La ciudad transparente

Cerdanyola del Vallès está desarrollando con fuerza su identidad urbana. Al modelo de bloques aislados de vivienda, que definían la ciudad original, se han de sumar un nuevo parque tecnológico y un barrio residencial. En el primer caso, se prevén edificios con forma de naves; en el segundo, bloques semiabiertos. Paradójicamente, lo que parece una condición para asegurar la diversidad lleva a la homogeneidad debido a los anchos bulevares y a los corredores que conectan la ciudad al espacio natural. Cerdanyola se convierte así en un archipiélago de islas urbanas que no generan vida urbana en sus –inexistentes– espacios de contacto: una ciudad de diversidad fragmentada.

En este proyecto queremos dar a Cerdanyola lo que en realidad es: una ciudad multiescalar, rica y diversa. Por ello, hemos decidido mantener el carácter local copiando la escala de los patios urbanos de Cerdanyola, una suerte de metropolitanismo español del siglo XXI que comprende tanto la calidez e intimidad de los patios pequeños como la urbanidad de los grandes espacios abiertos

La ciudad transparente: la diversidad se hace visible

Nuestra propuesta para Cerdanyola es sencilla: bloques diferentes de diferente tamaño dan forma a un espacio público de diferentes escalas. Esta diversidad de escalas debe ser percibida de manera simultánea desde distintos ángulos del proyecto, haciendo visible lo que esta ciudad ya posee, aunque que no puede ser apreciado a primera vista: la diversidad urbana.

Hemos aportado tres cambios principales al tipo tradicional:

- Primero, hemos reducido la crujía a 5 m, de manera que los bloques sean, literalmente, muros habitados.

- Segundo, los hemos agrupado en clusters, una especie de urbanismo de Kasbah, que maximiza el número de viviendas singulares y crea niveles sucesivos de paisaje urbano.

- Tercero, hemos perforado los bloques con generosidad creando un caleidoscopio de vacíos que permiten las vistas cruzadas y la entrada de luz.

Los bloques resultantes han sido compactados y torcidos en un movimiento que crea patios con mayor intimidad y espacios abiertos generosos. Los vacíos cambiantes permiten percibir de un vistazo los niveles sucesivos de los edificios, los espacios abiertos y la naturaleza: la ciudad transparente.

Multiplicidad de espacios públicos: la identidad colectiva de Cerdanyola

Esta transparencia debería convertirse en fenoménica cuando uno se mueve a través del conjunto. Nuestra propuesta interrelaciona zonas en vez de formar un modelo de circulación jerarquizada. La planta baja de los bloques se destina a espacios comerciales y de uso público, lo cual genera dos modelos de circulación urbana: el modelo de calle convencional, y el modelo aleatorio, sin rumbo. El primero confiere estructura y espacio urbano, mientras el segundo aporta ubicuidad y condiciones de campo.

La naturaleza esencial de cada patio ha sido específicamente diseñada, llegando a una multiplicidad de identidades espaciales. Es posible, dentro de cada vecindario, la coexistencia de todo tipo de individualidades: tímido, extrovertido, pequeño, grande, individual y colectivo... una arquitectura que evoca Cerdanyola en la mente de sus habitantes.