Rehabilitación de la fábrica de papel Can Fàbregas en la Escuela Angeleta Ferrer

El desarrollo de la máquina de vapor y la construcción de la línea del ferrocarril Barcelona-Mataró (1848) provocaron un crecimiento de la actividad industrial que se desarrolló en las afueras del núcleo urbano. La fábrica, destinada a la producción de hilo y tejidos, se proyectó desde el inicio como un vapor. La conflictividad social y la mayor competitividad de las fábricas de río propiciaron, a finales del siglo XIX, el traslado de la actividad en Campdevànol y el cierre de la fábrica.

A principios del siglo XX la fábrica fue arrendada y más tarde adquirida por la sociedad de Antoni Fàbregas, que tenía como actividad la confección de cajas de cartón para las piezas de la industria textil (género de punto, camisas ...) y también para otros ramos como la confitería, farmacia o joyería.

La dimensión de la nave permitió la implantación de la totalidad del programa de la escuela en su interior, con la excepción del gimnasio. En este caso se optó por situarlo en la parte sur del solar, en contacto con la pista polideportiva, adosado a las medianeras de las edificaciones del interior de la isla y alejado de la nave para no restarle visibilidad.

El volumen del gimnasio es el único de nueva planta. Las características de la parte más compartimentada en el interior de la nave dificultaban la distribución del programa funcional. Sin embargo, esta parte seguía el mismo ritmo de estructura que el resto, un hecho que se hacía evidente en la planta bajo cubierta. Por esta razón, una decisión importante del proyecto fue eliminar los muros de carga interiores y estructurar la parte de las seis crujías siguiendo la lógica del resto de la nave.

Esta intervención ha otorgado al edificio una unidad que nunca había tenido, y ha facilitado la funcionalidad. Los pilares nuevos se han ejecutado con acero y las vueltas y jácenas con hormigón armado.