Centro Cívico Lleialtat Santsenca

Para ello, se plantearon cuatro objetivos básicos: primero, aprovechar todo lo aprovechable del original; segundo, definir una estrategia de intervención que marque las actuaciones esenciales, conservadoras o no, que permitan recuperar y aumentar los usos potenciales de todos esos espacios; tercero, establecer un diálogo intenso –y tenso, si procede– con el contexto; y cuarto, desarrollar una propuesta sostenible, tanto en lo que se refiere a la actuación sobre lo existente como a las nuevas intervenciones.

El edificio consta de tres cuerpos estructurales: el principal, que da a las calles Olzinelles y Altafulla, alberga las dos salas (antiguo comercio en la planta baja y atrio en la primera); el central tiene acceso desde la calle Altafulla; y el interior. Las precarias condiciones higiénicas del resto de las construcciones, además de estar mal comunicadas, animaron a proponer un gran vacío longitudinal, uniendo los tres volúmenes y todos sus espacios –nuevos y antiguos– mediante una progresión gradual, desde los espacios más públicos a los más privados.

El vacío resulta de la demolición completa de la línea central cercana a la medianera de la calle Olzinelles, acentuada en el segundo volumen estructural por la ampliación del patio existente. Finalmente, tras el último volumen estructural, un triple espacio contiguo al vacío de los dos volúmenes anteriores, envuelve la secuencia. La sucesión de vacíos configura un atrio limitado por fachadas “nuevas” opuestas a las medianeras existentes, que muestran las huellas de la historia del edificio. El atrio aporta luz y aire a todos los espacios, convirtiéndose en el eje de las circulaciones horizontales y verticales, y ofreciendo un nuevo potencial de uso para programas imprevistos.

Las cubiertas existentes no podían utilizarse, por lo que sólo se mantuvieron las cerchas. Se construye una nueva cubierta sobre todo el edificio, asociada volumétricamente a los cuerpos estructurales: tres cubiertas a dos aguas, con policarbonato celular al sur y chapa metálica aislada al norte, sobre una estructura metálica, iluminan y ventilan el atrio, con ventanas en las esquinas más altas para favorecer la convección natural. El atrio es un espacio intermedio bioacondicionado que organiza todas las circulaciones a través de una serie de pasarelas y escaleras que evocan la imagen del andamio de una obra.

El edificio funciona térmicamente mediante sistemas pasivos basados en la inercia y el aislamiento. Aumentando el volumen de las cubiertas se consigue incrementar la ganancia solar: en invierno el calor se recoge mediante un sistema de recuperación de calor para los espacios interiores; estos liberan aire caliente, templando el atrio. En verano, el aire de la parte superior del atrio se recalienta, forzando una convección que libera el aire caliente mediante la apertura de las ventanas de la cúpula del techo, accionada por sensores automáticos. En el tercer cuerpo, debido al exceso de radiación, una cámara ventilada con un filtro solar optimiza la captación solar en invierno y en verano.