Comunidad terapéutica Can Zariquiey

Lo mismo ocurre con las construcciones. La primera y original permanece para incorporar nuevos espacios de forma natural, como si pertenecieran al lugar desde hace tiempo. La idea es que los nuevos edificios proporcionen un nuevo optimismo en un diálogo fluido entre lo viejo y lo nuevo, entre lo más antiguo y lo más reciente. Anteriormente, esta comunidad terapéutica constaba de un edificio principal y dos edificios auxiliares además del primero.

La propuesta vincula ambos edificios auxiliares preexistentes manteniendo su uso como taller en la planta baja y añadiendo habitaciones en la primera planta. Así, una única geometría en forma de L dialoga con el edificio principal. Entre ambas formas se define un patio como espacio de relación y principal espacio exterior del conjunto.

El programa funcional definido por los propietarios consiste principalmente en la ampliación de los edificios auxiliares preexistentes mediante la cobertura del patio entre ellos. Se propone un corredor como sistema de entrada y salida de los talleres y las habitaciones del primer nivel. Rodea el espacio central del patio. Este corredor es una transición entre la parte interior de los talleres y el patio. La incorporación de habitaciones en el programa permitirá concentrar las actividades internas y la gestión del edificio principal, además de dotar a los pacientes de más espacios en el nuevo edificio.

La propuesta establece una gran diferencia entre lo que se mantiene y lo que se construye de nuevo. Por tanto, se rehabilitan las fachadas y las cubiertas a dos aguas de los edificios antiguos con las mínimas intervenciones. Por otro lado, la galería exterior en forma de “T” que une ambos edificios tiene un aspecto tectónico muy diferente. Está soportada por una estructura metálica cubierta de paneles multicapa. La nueva intervención se construye con un proceso seco, con materiales semiindustriales que construyen el corredor, un filtro entre las habitaciones y el exterior.

El proyecto trabaja con materiales del lugar, los mismos materiales que se utilizaron hace 150 años para construir Can Zariquiey: piedra, ladrillo, teja y madera. El nuevo edificio está revestido con una nueva capa, un tejido metálico que protege del sol en todas las fachadas del edificio expuestas al sol, y utiliza los espacios perimetrales acristalados y el mismo orquidario, que se convierten en espacios de captación de calor en invierno. Se añaden sistemas de captación de energía con paneles fotovoltaicos y paneles solares para agua caliente sanitaria.