Edificio de usos múltiples en Bargas

Una volumetría que se fragmenta, que hace del vacío también arquitectura con su plaza y su patio interior. Al edificio se le otorga un color que resulta de una relectura de la cerámica empleada en el lugar. Un volumen que busca la transparencia y el cruce de miradas desde el interior con el exterior y viceversa, invitando a acercarse. Las fachadas se convierten en grandes entradas de luz, huecos que miran a puntos claves, haciendo partícipe al edificio de lo que sucede a su alrededor. La celosía aporta plasticidad, textura a una fachada lisa cambiando el cromatismo y tamizando el sol más directo.

Se dota al edificio de un patio interior que al estar comunicado con la cubierta de la planta baja permite que actúe a modo de pulmón. Aumenta la sensación de transparencia y dota de gran luminosidad al hall de entrada y a las aulas, permitiendo que algunas de ellas tengan un carácter más íntimo al no vincularse directamente a la calle.

A partir de la implantación del edificio y su relación con el entorno, se distribuye el espacio interior en planta baja, primera y segunda con el principal criterio de la versatilidad, de modo que los espacios sean susceptibles en la medida de lo posible de acoger diferentes actividades.