Hotel Santos Porta Fira

La construcción consta de dos torres de ciento diez metros de altura que mantienen un diálogo sutil entre sí. El programa se distribuye en tres usos diferenciados: hotelero, oficinas y comercial. Un zócalo común que conecta las dos torres acoge las áreas destinadas a usos comunes. La torre de oficinas, de geometría ortogonal, se coloca en posición perpendicular al eje que estructura la Plaza Europa y se proyecta a 30º respecto del eje de la Gran Vía, convirtiéndose así en el remate final para la plaza.

El hotel, por su parte, genera el trazado de sus plantas a partir de una geometría trilobulada que gira sobre sí misma y que, según va ascendiendo, rota y se traslada con respecto de su eje vertical, transformándose y creciendo hasta abrirse como una silueta vegetal. La fachada acompaña este movimiento con una piel exterior de tubos de aluminio, de un trazado sinuoso y continuo en toda la altura.

De este modo, la percepción de la torre es cambiante a medida que se la rodea, una impresión que se complementa y contrasta con el edificio de oficinas, de una geometría contenida y con una fachada acristalada sobre la que se recorta el cuerpo redondeado emergente del núcleo interior, una forma orgánica que recuerda a la del hotel y hacer notar que la pareja de torres, aunque muy diferentes, forma un solo conjunto.