La escalera intrusa

- Personaje 1: Exactamente lo que nos ocurre en las calles.

- Personaje 3: Cierto. “Es una oportunidad magistral que recibimos de confirmar, buena parte del tiempo, que es posible estar juntos sin jerarquías ni estructuras concluidas, tejiendo y destejiendo pactos a cada momento, teniéndonos los unos a los otros no en función de lo que somos, sino de lo que nos ocurre”.

- Personaje 1: Esta es la actitud desde la que hemos intentado pensar.

- Personaje 3: ¿Y si nos preguntan cómo la hemos trabajado?

- Personaje 1: Pues decimos que ha sido desde la mínima urbanización y la incorporación de la gestión. La primera hace que el proyecto sea rentable, y la segunda, que sea productivo. La clave es que el paisaje y el turismo han sido enfocados desde la economía. Las tipologías que planteamos permiten a los usuarios gestionar libremente su espacio para que cada uno pueda utilizar la cantidad de casa que necesite y el resto pueda subarrendarlo a otra persona, bien como alojamiento o bien para que pueda montar algún pequeño negocio. Apostamos por la plurigestión del turismo desde el tejido de vivienda. Un mismo tipo con multitud de funciones. Más que de una vivienda se trataría de un soporte de actividades.

- Personaje 2: ¿Y esto en qué se traduce?

- Personaje 3: Los monstruos del umbral entonces... ¿y quién dices que lo escribió?

- Personaje 2: Seguro que lo conocéis. Estaría mal callarlo. ¿A que está mal?

- Personaje 1: En un tríplex pasante con ventilación cruzada y accesos independientes en todas las plantas que tiene una escalera un poco especial en su interior. Escalera intrusa podemos llamarla. Respecto a la estructura urbana, decir que viene dada por la identificación de las curvas de nivel óptimas en el territorio sobre las que se van disponiendo los bloques adaptándose a la pendiente. Así conseguimos que unas viviendas se asomen por encima de las otras para que desde cualquiera de ellas se pueda ver el mar. El lugar se transforma también en un soporte de actividades a base de plataformas de naturaleza y vías peatonales que se adaptan al terreno. Ni aceras, ni calles estrechas, ni una economía que revierta en un único propietario de hotel.