Museo de la Ciencia en Valladolid

Enrique de Teresa Arquitectos Asociados S.L.

El Museo de la Ciencia de Valladolid se plantea con un carácter de factoría industrial que busca mantener la memoria de su condición originaria, ya que se construye a partir de los restos de una fábrica de harinas destruida por un incendio en 1975. El proyecto, a la vez que busca la adecuación a la multiplicidad de los usos que contiene su programa, asume su principal compromiso con la ciudad, con el ámbito urbano.

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Los distintos cuerpos que lo componen, junto con las pasarelas que lo acompañan, configuran espacios públicos, potencian los recorridos junto al río Pisuerga, así como la conexión entre zonas diversas de la ciudad. Su imagen afirma la condición de edificio público en un área esencialmente residencial, e intenta conseguir que la arquitectura sea capaz de caracterizar el ámbito urbano donde se sitúa. La analogía fabril del museo como edificio ha sido, desde el principio, muy consciente de ese papel urbano que debía jugar en la organización de una amplia área de la ciudad –antes periférica y obsoleta– y que ahora ocupa un lugar central, gracias al desarrollo residencial producido desde 1970 en la margen derecha del Pisuerga.

Paisajes Españoles
Enrique de Teresa Trilla

En este sentido, el complejo del museo, al dilatarse en extensión mediante distintos brazos, es capaz de crear espacios públicos de uso colectivo, entendidos como plazas urbanas. Su definición también permite desarrollar un paseo de borde junto al río, planteado como muelle fluvial, que potencia la consideración del Pisuerga como espina dorsal del crecimiento de la ciudad.

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Sin embargo, hay un aspecto, aún más decisivo, que el museo quiere propiciar: se trataba de establecer, mediante recorridos peatonales, la conexión entre las diversas zonas residenciales que lo rodean –especialmente la más populosa: Parquesol– con la ciudad consolidada de la margen opuesta. Esta intención la cumple gracias a la creación de un camino elevado que salva los dos obstáculos principales: la carretera de Salamanca y el cauce del río, mediante un conjunto de pasarelas, tránsitos y rampas que recorren exteriormente el museo.

Un último tema urbano se refiere al papel que pretende jugar el edificio como referente visual de esa zona. La presencia de la torre, que alberga los servicios administrativos y un restaurante-mirador en su planta superior, permite ser contemplada desde la distancia tanto en la visión diurna como en la nocturna, indicando la condición pública del museo y su papel nuclear en la organización de esa área de la ciudad.

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Plano de Situación - Enrique de Teresa Arquitectos Asociados S.L.

La disposición del conjunto, que puede definirse en planta como una “H” de lados desiguales, se establece desde el vestíbulo central, dando paso a los distintos usos del museo de manera que cada uno pueda funcionar con independencia. El acceso se realiza por la plaza norte o por la plaza sur de manera equivalente. Situada al este y creando su fachada hacia el río, el área de exposición permanente utiliza los restos de la antigua fábrica a los que se le adosan distintos cuerpos: una gran nave de exposición, un espacio acristalado donde se emplazan los elementos de comunicación vertical y un volumen de planta trapezoidal donde se encuentra la biblioteca. La sala de exposiciones temporales se coloca a poniente y se distingue por su poderosa cubierta de cobre en diente de sierra. Junto a ella, se desarrolla un extenso aparcamiento, caracterizado por las vigas en forma de artesa que lo cubren a modo de un jardín colgante sobre el espacio de los coches. Como prolongación del aparcamiento, una pérgola lineal de gran altura se dirige hacia el norte para culminar en el auditorio del museo. Dos cuerpos flanquean el vestíbulo y actúan como núcleos articuladores: el volumen de hormigón, cúbico y ciego, del planetario y la torre de administración.

Maqueta de conjunto - Enrique de Teresa Arquitectos Asociados S.L.

Existe en todo el proyecto un principio de contraposición que se mantiene en cada una de las decisiones formales y materiales. Un principio que alienta la diversidad y que permite la afirmación individual y la autonomía de cada pieza, al tiempo que las integra en la totalidad del complejo. Espacios e imágenes están impregnados de esa condición dual y contrastada que favorece la cualidad tensional del museo. Los materiales con que se construye lo ponen claramente de manifiesto, a la vez que muestran su atención a las características del lugar. Por eso, el frente que da hacia el río se define prioritariamente por su tratamiento en cobre oxidado y vidrio, favoreciendo, de este modo, el diálogo con la vegetación de la ribera y potenciando los reflejos del agua, mientras que en los espacios de las plazas dominan los materiales cerámicos y el hormigón.

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Ubicación

41.637573231 -4.745327947 2ab587a7-6bcd-4ff3-89bc-30c540e234fd Construida
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Efímera
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