Piscinas Municipales de Castromonte

Operaciones contra la despoblación

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Castromonte se ubica en la comarca de Montes Torozos, en la provincia de Valladolid, en el medio del vacío que golpea el viento. Su censo contabiliza 309 habitantes y 106 aerogeneradores. Un municipio tallado en piedra y atravesado por el Camino de Santiago de Madrid, a los pies del río Bajoz. Desde hace años, la despoblación y el paso de los años dejó sin sonidos sus calles y el interior de sus viviendas.

Pero, a pesar del trazo grisáceo, es una población que no se somete a un futuro incierto. Aprovechando el oro eólico, el municipio ha emprendido toda una serie de acciones encauzadas a fomentar espacios comunitarios para su población. Las piscinas municipales son un lugar de reunión, un punto de encuentro para sus habitantes y amigos que les visitan; entre los que se encuentran muchos que viajaron a la gran ciudad y que retornan ocasionalmente soñando con los orígenes.

Lo importante no es el edificio, ni la zona deportiva, lo trascendente es la creación de un “lugar”, de un equipamiento que sirva a sus habitantes para socializar y compartir sus rutinas e inquietudes; una dotación comunitaria, en un pequeño pueblo, no tiene la voluntad por recuperar vecinos sino evitar que se vayan los que quedan, ya que Castromonte carecía de un lugar público, un espacio compartido; y es ahora –con la excusa de unas piscinas– cuando se ha reforzado el concepto de comunidad.

Un lugar de vidas paralelas donde no solo se practican deportes acuáticos, sino también cine al aire libre, comidas multitudinarias o conciertos al caer la noche. Las piscinas son un componente esencial para la rehabilitación de la vida rural de un pequeño municipio amenazado por la despoblación y el olvido. La dotación de un equipamiento –y las piscinas son un pretexto– en un pequeño municipio no tiene la trascendencia que pudiese tener en ámbitos más densos; aquí su implicación es otra, es un punto de anclaje para huir del olvido.

Economía circular e identidad con el lugar

El conjunto parte del diálogo que resume las dos naturalezas que conviven en el actual contexto campo-municipio que circunda el caserío. Por una parte, empleamos la piedra sin talla y su materialización en largos muros-cerca emulando la tradición de tapias y vallados que identifican el municipio; por otra, se ha reinterpretado la realidad tecnológica de los campos eólicos que emergen entre trigales mediante la disposición, aparentemente aérea, de una cubierta formada por vigas prefabricadas.

Los recuerdos de sus habitantes, pero también de los que se fueron, se identifican con las construcciones en piedra que configuran la práctica totalidad del municipio, por lo que el proyecto no solo se integra en el contexto, sino que asume su identidad. Este conjunto se ha realizado a partir de las “piedras de derribo” procedentes del vallado original de la parcela. Esta gran cerca fue desmontada piedra a piedra, seleccionando las piezas más sanas. Cuando faltaban, fueron traídas de las eras cercanas. Empleamos maestros canteros del lugar, siguiendo la tradición en auge de potenciar los oficios tradicionales y los maestros de la zona; facilitando la dinamización de la economía local de la construcción y la estabilización de empleo local artesano.

También las vigas de hormigón in situ se han realizado con áridos del lugar, con la intención de que su textura y color se asemejasen a los de los muros de mampostería; potenciando la “economía circular” de la zona y reduciendo emisiones derivadas del transporte de materiales. Las vigas prefabricadas fueron transportadas desde una empresa ubicada a poco más de un centenar de kilómetros, donde, además, fueron producidas. Estas juegan a elevarse sobre los mampuestos, abrazándose a ellos y al suelo a partir de las sombras que proyectan. Los claroscuros –y su condición atmosférica– son parte esencial del proyecto; convirtiéndose en la argamasa que debía coser lo vernáculo y lo industrializado.

El recuerdo de los veranos de sombras anheladas, por las que se filtraba el sol, permanece anclado a la memoria de la infancia; sombras, a veces visible otras no, de distintas intensidades, en movimiento, alargándose o encogiendo, con mayor densidad o desvanecidas. Sombras que remiendan, relacionan y sustentan el conjunto.

Información general

Piscinas Municipales de Castromonte

AÑO

2021

Opción de visitas

Visita concertada

Dirección

Avda. Tordesillas, 6

47641 Castromonte - Valladolid

Latitud: 41.771966889

Longitud: -5.037739818

Clasificación

Materiales construcción

Piedra

Hormigón

Sistema constructivo

Muros de carga

Superficie construida

501 - 5000 m²

Premios

FAD 2022

Arquitectos participantes

Óscar Miguel Ares Álvarez

Estudios de arquitectura participantes

Contextos de arquitectura y urbanismo

Información aportada por

Contextos de arquitectura y urbanismo

Enlaces web

Premis FAD

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Ubicación

41.771966889 -5.037739818 1dae832d-c67c-4921-879e-7fb4db16ce14 Construida
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Efímera
Desaparecida
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