Regino Borobio Ojeda

Cursó sus estudios de primera enseñanza en el Colegio Politécnico de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Terminado el bachillerato realizó la preparación de Ciencias y se trasladó a Madrid para comenzar sus estudios de Arquitectura; obtuvo el título en 1919.

Tras finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, regresó a su ciudad natal para desarrollar una intensa labor profesional. De hecho, ese mismo año concurrió, en colaboración con el arquitecto Teodoro Ríos, al concurso de anteproyectos para el Instituto General y Técnico de Salamanca, obteniendo el Primer Premio. Éste fue su primer concurso, aunque no su primera obra, que consistió en la reforma del desaparecido edificio de viviendas para Felisa Morón en la calle de Pradilla (1919-1920). Estos datos ponen de manifiesto que su introducción en el panorama arquitectónico zaragozano fue rápida y exitosa.

Enseguida recibió distinciones honoríficas y comenzó a ejercer distintos cargos profesionales en el ámbito ciudadano y provincial. Fue nombrado arquitecto escolar de las provincias de Zaragoza y Huesca y, en 1923, ganó por oposición una plaza de profesor auxiliar en la Escuela de Peritos Industriales, puesto que ocupó hasta su jubilación en 1966. Desde 1926 (y hasta 1931) fue arquitecto asesor de la Confederación Hidrográfica del Ebro y, en 1928, pasó a desempeñar el cargo de arquitecto de la diócesis de Zaragoza y Tarazona.

En el año 1922 contrajo matrimonio con María Gloria Navarro, con la que tuvo ocho hijos, dos de los cuales (Regino y Luis) fueron también arquitectos, así como cuatro de sus nietos, hijos de Regino Borobio Navarro, que junto con él forman el Estudio BAU (Borobio Arquitectura y Urbanismo).

El interés por su ciudad y por el urbanismo le llevó a aceptar en julio de 1936 el puesto de arquitectojefe de la Dirección de Arquitectura Municipal de Zaragoza, con carácter accidental; cometido que realizó hasta el año 1942 y durante ese período emprendió numerosos proyectos de reforma urbana y de urbanización. En enero de 1937 fue aprobado definitivamente por el Ayuntamiento de Zaragoza el proyecto de avenida de las Catedrales, con el fin de enlazar con una gran avenida llamada de Nuestra Señora del Pilar las plazas de Huesca, del Pilar y de la Seo. Este proyecto comprendió, entre otras edificaciones, la construcción de la Residencia de Religiosas Angélicas y Hospedería de Nuestra Señora del Pilar, la Casa Consistorial, la Tienda Económica, el Gobierno Civil y los Juzgados. Asimismo, acometió otros dos importantes proyectos que fueron el Plan de Reforma Interior y el de Ordenación General de la Ciudad. En la década de los cincuenta se ocupó nuevamente de urbanismo. Entre 1950 y 1963 desempeñó el cargo de arquitecto-jefe de la Oficina Técnica de la Comisión Superior de Ordenación Urbana de la provincia de Zaragoza y dirigió los planes de ordenación de numerosos pueblos de esta provincia. La década de los cuarenta se abrió con nuevas distinciones honoríficas. En 1940, Regino Borobio fue recibido como académico de número en la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis y como académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid). Desde mayo de 1963 hasta su jubilación fue arquitecto-jefe de la Sección de Urbanismo de la Delegación Provincial del Ministerio de la Vivienda. Asimismo, fue decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón (1954-1965, en este último año fue nombrado decano honorario de esa misma entidad), miembro de la Institución Fernando el Católico (para cuyo ingreso leyó el discurso titulado El arquitecto Ricardo Magdalena –arquitecto al que admiraba y del que se consideraba seguidor–) y director honorario de la cátedra Ricardo Magdalena de esta institución. En 1965 alcanzó el grado de doctor arquitecto. En 1973 le fue concedida la Gran Cruz del Mérito Civil y, en abril de 1976, el Premio de San Jorge de la Excma. Diputación Provincial de Zaragoza.

Regino Borobio llevó a cabo una importante e ingente obra en Aragón principalmente en Zaragoza.

De hecho, muchos de los edificios levantados en esta ciudad se deben al Estudio Borobio (Regino y José Borobio). Su obra arquitectónica está dotada de una personalidad propia, se arraiga en la tierra en la que se levanta y es deudora de la tradición arquitectónica aragonesa.