Viviendas en el Paseo de la Habana

Fue un edificio pionero en Madrid en el ajardinamiento de la quinta fachada como parte integrante de las viviendas de plantas ático, que se ha generalizado en muchos proyectos posteriores. Para ello se buscó deliberadamente, dentro de las limitaciones que el cumplimiento normativo impone, escalonar el edificio creando plataformas verdes integradas en las viviendas, trasladando conceptos desarrollados en proyectos anteriores de distintas tipologías a un edificio exento, con la intención de recrear el ambiente que confieren los espacios cóncavos y proporcionando una protección visual que habilita el uso privativo de los espacios exteriores en los distintos niveles.

A fecha de hoy, el edificio se conserva en su totalidad, 20 años después de su conclusión, en idéntico estado con el que fue proyectado y construido. No ha sufrido ningún deterioro ni por envejecimiento ni por la ejecución de cierres de terrazas o alteración de elementos de fachada y zonas comunes. A ello por una parte ha contribuido el acierto de los materiales: hormigones en dos versiones, encofrados con madera machihembrada en elementos estructurales y con moldes de caucho en petos prefabricados, mármol travertino al corte de sierra en paramentos verticales y granito abujardado en los planos horizontales, vidrios a hueso en barandillas montadas sobre perfilería oculta de acero y madera en elementos protegidos del agua y de la radiación solar. Por otra, el celo con el que los propietarios de las viviendas han mantenido el edificio, cuya arquitectura han hecho suya con agradecimiento a sus autores y a la vez con orgullo.