Centro Concertado Juan XXIII

“Suele haber, en casi todos los proyectos, un factor determinante de la solución arquitectónica que se adopta. Un factor que, a veces, termina por adquirir un papel tiránico en la ordenación de sacrificios de Ruskin. En el caso del Centro de Enseñanza Media Juan XXIII, este factor ha sido la rapidez de concepción y realización: en efecto, en el mes de mayo del 64 se contaba con un terreno de una hectárea, afortunadamente horizontal, y una masa de mil niños que tenían que entrar a clase en Octubre”, explica el arquitecto en la memoria.

El estudio de la sección del edificio es riguroso para conseguir una orientación óptima para todas las aulas y unas circulaciones mínimas. Se eligió como orientación deseable el cuadrante naciente mediodía. La solución estructural, mediante muros portantes de ladrillo cerámico y ventanales de hormigón armado está íntimamente vinculada con el proyecto: rotundidad conceptual, rigurosa ordenación en planta, riqueza espacial y austeridad de materiales.

Las aulas se despliegan escalonadamente media planta, de manera que cada crujía recibe iluminación y soleamiento por encima de la cubierta de la anterior. De este modo se originan galerías muy cortas, pues se disponen en el sentido de la menor longitud del aula y no en el de la mayor como es habitual. La galería de distribución va ascendiendo media planta en cada crujía, desde planta y media (mas media enterrada) al sureste, hasta un total de tres en la fachada noroeste.

La escuela se organiza en dos módulos para niños y niñas con 500 alumnos cada una, cada sección posee 12 aulas generales de 40 puestos, con acceso y servicios propios. En planta baja, las aulas especiales, laboratorio de Física , Química y Ciencias Naturales, aula de Dibujo y los locales de Dirección y Profesorado orientados al norte son comunes a las dos secciones, y en el corazón del bloque está el aula magna-capilla, con más altura iluminada con un lucernario que atraviesa verticalmente la sección. Las escuelas Juan XXIII, nombre de la institución benéfico-docente creada con el fin de promover centros de enseñanza media y profesional en las barriadas modestas de Granada, suponen el compromiso de García de Paredes con una propuesta educativa nueva y moderna.

En la escuela del Albaicín las cubiertas modulares se inclinan y se construyen con teja atendiendo al entorno, y el prototipo y su morfología no se repite sin más, sino atendiendo a su contexto.