Las pozas de Villa Clementina

Villa Clementina es fácilmente reconocible entre los campos de trigo del valle de Lónguida, en el corazón rural de Navarra. La zona geográfica recibe diversas influencias climáticas consecuencia de su proximidad a los Pirineos al norte, al mar Cantábrico al noroeste y el valle del río Ebro que ejerce su influencia mediterránea desde el sureste. Los bosquetes, en los que se combinan especies de hoja caduca y perenne, se alternan con los campos de cultivo de cereal. Valles y barrancos son atravesados por cursos de agua conduciendo las lluvias desde las montañas hasta el río Ebro.

Envuelven a la villa 3.000 m² de terreno en estado de semiabandono en el momento de iniciar el proyecto. De aquello que antiguamente se destinó fundamentalmente a huerta apenas quedaban algunos vestigios. Sin embargo, sí podían reconocerse las trazas geométricas principales que informaban de la manera en que se había cultivado el huerto.

La solución aspira a componer un paisaje heterogéneo integrado en el contexto climático y geográfico del valle, en el que –sobre una malla geométrica recuerdo de la huerta que fue– se integren armónicamente las preexistencias con las nuevas especies vegetales introducidas.

El diseño

El sendero que nace en la Villa conduce zigzagueante hacia el laberinto vegetal. Cobijadas entre la vegetación y orientadas hacia el sol del mediodía, el paisaje de la Sierra y el soto del río, las pozas ofrecen al huésped un escenario para el baño privado en simbiosis con la naturaleza.

La propuesta se inspira en el paisaje y las tradiciones locales del baño en parajes naturales. La experiencia de buscar las cavidades más profundas del lecho del río en las que el agua remansada hace que sea posible el baño. Así ha sido siempre y el objetivo del proyecto es el de evocar y rememorar ese momento.

El espacio de las pozas es una abstracción del espacio original presente en la naturaleza del que toma como inspiración algunas percepciones sensoriales. Percepciones cromáticas –como el color verde tan característico del agua– o táctiles como las texturas del lecho de canto rodado y la tersura lisa y deslizante de las paredes en recuerdo a las rocas pulidas del río. En este escenario, el baño se convierte en una experiencia de tranquilidad y relajación en la intimidad.

La técnica

La instalación de la zona de baños que se pone a disposición de los huéspedes la componen tres pequeños vasos integrados en los jardines, especialmente diseñados para el baño íntimo. Si bien los vasos comparten las mismas instalaciones e idénticos criterios constructivos, cada una de las tres pozas presenta sus propias singularidades en cuanto a geometría, capacidad, orientación y paisaje.

La presencia de las instalaciones se ha reducido a la mínima expresión con el objetivo de ofrecer una experiencia de baño que recree el ambiente y las tradiciones culturales propias de la región. La gestión optimizada de los medios técnicos hace posible prolongar la temporada de baño hasta bien entrado el otoño: una experiencia realmente singular.