110 habitaciones. Edificio de viviendas en Provença 203

Con esa flexibilidad en mente, las habitaciones son similares, eliminando cualquier tipo de jerarquía espacial y predeterminación del programa. El edificio está diseñado como un sistema de habitaciones similares. Así, cada piso puede ser dimensionado y programado en función de las necesidades.

Para los próximos años, cada planta se divide como un conjunto de cuatro apartamentos de cinco habitaciones. Las habitaciones están conectadas, no se necesita ningún pasillo. En el centro se ha colocado una cocina pequeña que hace las veces de centro, las demás habitaciones se utilizarán como dormitorios y salas de estar. Esta flexibilidad es posible debido a la posición de los baños, donde todas las instalaciones se colocan como puntos de suministro.

El patio interior no tiene techo, lo que permite la ventilación natural, un factor importante para el confort y el control del consumo. La planta baja remite a los tradicionales salones del Eixample donde los mármoles y los grandes espacios definen el lugar de recepción y representación. La fachada también busca consolidar el estilo tradicional de la zona, donde prevalecen los muros de estuco opacos con aperturas verticales y balcones.

Este proyecto nace de la radicalización de todo lo que nos parece valioso de la tradición tipológica del Eixample. Así, las plantas se formalizan siguiendo la distribución de habitaciones iguales (o casi iguales) que tradicionalmente caracterizaban a las viviendas de finales del XIX en la zona, y que han modificado su uso a lo largo de las décadas sin cambios sustanciales. Un sistema rígido que permite cambiar su uso a lo largo del tiempo. Algo similar ocurre con la fachada, donde simplemente se ha replicado la composición arquetípica tradicional para consolidar lo preexistente: huecos verticales, balcones y contraventanas de madera. Cero invención, pura reproducción. El acabado de la fachada se realiza con el tradicional estuco de cal que, como suele ocurrir, representa a través de su dibujo la memoria de sus antiguos habitantes.

La planta baja recupera el lenguaje popular de los antiguos salones del Eixample, donde, a través de muebles y grandes objetos habitables, se disponía el espacio para albergar diferentes usos. Aquí, estos muebles se transforman en volúmenes de mármol en medio de un gran espacio abierto (donde llueve, literalmente, permitiendo entender el vestíbulo como una extensión de la calle).

La estructura del edificio está definida por un sistema mixto. En la planta baja una estructura metálica forma cada volumen, y soporta las cargas del edificio. El resto de las plantas se apoyan en una retícula de pilares y losas de hormigón, que definen un orden que permite futuros cambios. El sistema constructivo racionaliza los costes y optimiza el uso a largo plazo. Así, las soluciones constructivas siguen la tradición del barrio del Eixample, donde se ubica el edificio. Soluciones que ya han sido utilizadas durante décadas allí, demostrando ser exitosas y eficientes.

En la fachada exterior se suspende una capa cerámica con aislamiento térmico que cubre completamente la estructura y el cerramiento interior. Esta lámina define una base continua para el revestimiento de acabado, que es un estuco de cal bicolor que sigue el tipo de fachada tradicional del barrio. La carpintería exterior se realiza con madera de pino laminada, complementada con persianas tradicionales de madera para la regulación del sol y la ventilación, aumentando la eficiencia energética del edificio. En el interior, todas las particiones se han realizado con sistemas de pared seca, lo que permite una fácil modificación de las conexiones de las habitaciones en el futuro.