Centro Regional de Explotación de Red Eléctrica

El proyecto se concebía como un lugar restringido, retraído y aislado en cierta forma del conjunto de la isla. Estaba formado por tres edificios contenidos dentro del espacio libre enmarcado por cuatro altas pantallas de mármol traslúcido. Los tres edificios contenían los siguientes usos: uno de ellos (el acristalado) las oficinas del Centro; el segundo, unido al mayor (cerrado de mármol opaco) básicamente las instalaciones de alta tecnología del Centro: sala de control, con su mímico y sus comunicaciones; y una tercera edificación aislada, también cerrada en mármol opaco, con las actividades de distribución y difusión de REE.

Los tres se unen por una placa de servicios y aparcamientos en sótano. Los tres se sitúan en un espacio libre, controlado e intenso a modo de patio o lonja abierta, estancia silenciosa, con estanque de agua pulverizada a un metro de altura “tapiz que jugará con la luz dando lugar a otro motivo de sugerencias e irisaciones relacionadas con la familia de las vetas de mármol de la membrana que lo acoge...”. Y producirá un sonido continuo, “limpiador” (de la Memoria del concurso).

Edificio intemporal, abstracto, más cercano a las infraestructuras que a la edificatoria. Sin fachadas. Y, sin embargo, la envolvente se convierte en el equilibrante energético básico y sensorial del conjunto (temperatura, luz, aireación y aislamiento acústico). Un recinto “amurallado” levitado. En la cristalización del mármol (hallado en el Alentejo portugués y cortado en Cintra, junto a Lisboa) está el homenaje a la luz, que lo traspasa y lo contiene. De día hacia el interior y de noche hacia la ciudad. La luz devenida de la energía eléctrica controlada y la emergente que se difracta en el agua pulverizada ofrecen su reencuentro en los diversos registros de la vida del edificio.

Este edificio formó parte en 2016 de los “Treinta proyectos arquitectónicos más inspiradores de todos los tiempos”, según la elección realizada por la Nueva Generación de Arquitectos Griegos (Domes International Review of Architure. DOMES INDEX03).

Entre las muchas publicaciones que le han dedicado selección y comentarios, en 2003 el Instituto Tecnológico de Arquitectura de Copenhague (perteneciente a la Kunstakademiets Arkitektskole) significó especialmente el edificio como la fachada más relevante (Naturtensdacader) realizada con materiales naturales en la actualidad. “Facaden. Teori og Praksis”. Kunstakademiets Arkitektskole Forlag.

El enfoque arquitectónico de control ambiental del proyecto ha sido significado en diversas publicaciones internacionales como la primera en el tiempo de una serie de intervenciones reconocedoras de la función equilibrante de la fachada de varias capas.

En 1999 el arquitecto Peter Zumthor se refirió directamente a este edificio en una entrevista que le dedicó el arquitecto español José Manuel Cabrero:

“El material: JMC: es un sistema similar al empleado por Herzog & de Meuron en sus bodegas Dominus, un proyecto relacionado con tu obra quizás también en otras vertientes: delante de las fachadas se disponen gaviones –un recurso utilizado en la ingeniería hidráulica que consiste en contenedores de alambre llenos de piedras– que adosados a los muros masa inerte que aísla las salas y las protege del calor del día y del frío de la noche.

PZ: Sí, no es otra cosa que plantearse de un modo serio el tema del cerramiento y el material, buscando que responda adecuadamente al mayor número de problemas posibles. Se trata de economía de medios, si me permites la expresión. El control climático así conseguido te ahorra instalaciones complejas y caras. Pienso que es un tema que adquirirá gran importancia en un futuro no muy lejano. En Bregenz, como los museos suelen ser edificios en los que el control climático tiene gran importancia, introduje además otro sistema: la fachada multicapa es una pared constructiva autónoma, que armoniza con el interior y actúa como una piel frente al clima; modula la luz, protege del sol y sirve de aislante térmico. Era un sistema que ya había probado mi amigo Mariano Bayón en su edificio de la Expo de Sevilla, y que había dado espléndidos resultados. En su caso, son tres edificios, y dos están unidos a la fachada sur, pero separados por una importante cámara que proporciona control climático, sobre todo en el edificio de cristal, actuando como un muro ‘Trombe’ –toma de aire por abajo y expulsión por arriba– a través de la losa de hormigón que cubre dicha cámara”. Peter Zumthor, 1999.