Museo del Clima en Lleida

Estudi d'arquitectura Toni Gironès Saderra

En el proceso del Museo del Clima se cuestiona el programa del concurso convocado en el año 2008. En él, y dentro de un recinto de 12.000 m2, se solicitaba un edificio de 3.000 m2 entendido como continente cerrado que debía conseguir una temperatura estable todo el año entre 18 y 25 grados, y con un contenido a transmitir en los espacios genéricos de todo museo, como son las salas de exposiciones. Alternativamente, se propuso entender el clima y sus procesos como verdadera reflexión de la propuesta, diluyendo los límites y proyectando las transiciones. Triplicando el área en unos 36.000 m2 y aprovechando que las zonas circundantes estaban calificadas como zona verde, se proyecta un gran espacio público en el que se optimizan los materiales obtenidos con el movimiento de tierras, activando a su vez la vegetación propia del lugar. Al ser el clima el objeto del museo, el continente se convierte en el contenido y al proponer no utilizar climatización artificial alguna, se consigue reducir el presupuesto a una tercera parte de lo previsto en el enunciado inicial.

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Al plantear un entramado inseparable entre la naturaleza y las tramas de la existencia, el recurso de la tierra como topografía se materializa en el paseo por el soleado altiplano y la sombría vaguada. Igualmente, la vegetación autóctona y parte de la edificación que la envuelve se proponen como elementos en armonía que transitan por los diferentes microclimas generados. El agua y su ciclo natural gestionan los diferentes grados de humedad, optimizando su uso por gravedad para así cubrir las necesidades infraestructurales tanto de la edificación como del parque, entendiéndolos a ambos como un solo espacio público en continuidad. El aire aparece como brisa cálida de poniente en el altiplano, y como fresca ventilación cruzada en el bosque preexistente y en la pérgola vegetal del espacio de acogida. El fuego, a partir de la radiación solar sobre la piel y en un clima de contrastes como el continental, excesivo calor en verano, pero necesario en invierno, se administra con la alternancia de sombras que la siempre útil hoja caduca habilita en cada momento. En definitiva, la arquitectura ejerce aquella mediación en clave de habitabilidad, que facilita la interacción entre los distintos elementos, disfrutando de sensaciones y contenidos medioambientales y climáticos diversos.

Fernando Alda
Fernando Alda

Debido a la crisis económica, la obra prevista inicialmente queda interrumpida al acabar su primera fase entre los años 2010 y 2011. En ella, se movieron cerca de 30.000 m3 de tierras, de los que 25.000 quedaron en el propio lugar para así poder disponer la nueva topografía de las distintas zonas propuestas. Grandes piezas de roca arenisca construyen en seco el acantilado de 9 metros, salvando así el desnivel entre el altiplano y la plataforma del espacio de acogida. Tierra de lutita roja y cantos rodados de río son igualmente el excedente de material reaprovechado, que complementados con arena de sablón y algunas gravas de aportación externa, configuran los nuevos espacios transitables. Una estructura de hormigón inacabad, desciende en espiral del altiplano al bosque..., y una interrupción de cuatro años permite seguir aprendiendo del lugar observando cómo incide en él el paso del tiempo.

Fernando Alda

A partir de aquí, diferentes intervenciones entre los años 2015 y 2018 reconocen la prexistencia construida y activan la nueva condición de lugar: una pérgola de 900 m2 como “tutor” de 22 glicinias es el “centro de gravedad del proyecto”, complementándose con diferentes áreas y servicios logísticos que permitirán activar los diferentes programas temporales que se aplicarán en las distintas estaciones climáticas.

Obra en constante proceso, inacabada, en la que el paso del tiempo construye, y en la que la polivalencia de programas y actividades disponen un nuevo y habitable espacio público en armonía con la experiencia del clima y los distintos procesos naturales, intentando pasar de los ciclos abiertos del sistema actual a los ciclos cerrados propios de la biosfera. El proyecto trasciende la condición de museo como objeto edificado, planteando un sistema en diálogo constante con los tiempos de los cuatro elementos naturales y proponiendo, paradójicamente, que el Museo del Clima es el planeta Tierra.

Fernando Alda

General information

Museo del Clima en Lleida

YEAR

2018

Status

Built

Option to visit

Visit from public roads

Address

Avda. Galileo Galilei,

25194 Lleida - Lleida

Latitude: 41.609313163

Longitude: 0.61154614

Classification

Building materials

Steel

Concrete

Brick

Built area

501 - 5000 m²

Involved architects

Toni Gironès Saderra

Involved architectural firms

Estudi d'arquitectura Toni Gironès Saderra

Information provided by

Estudi d’Arquitectura Toni Gironés

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41.609313163 0.61154614 15852831-162f-4e42-a906-003d06b1f80e Built
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