Cargando...
Itinerario
Ser turista en nuestra propia ciudad es algo que todos deberíamos practicar a menudo. Las prisas de nuestro día a día, la excesiva dependencia de nuestros móviles y redes sociales y, sobre todo, nuestra monótona rutina, provoca en demasiadas ocasiones que dejemos de prestar atención a nuestro alrededor. Esto, que podría ser considerado deporte de riesgo dentro de las grandes ciudades, ha estimulado que algunos seres desarrollen un sexto sentido para conseguir cruzar la calle sin necesidad de levantar la mirada de la pantalla, llegando a sus destinos sanos y salvos y sin tropezar o ser atropellados.
Itinerario comisariado por
Anna Devís y Daniel Rueda
Anna Devís y Daniel Rueda son dos imaginativos fotógrafos españoles, nacidos en 1990. Se conocieron en la Universitat Politècnica de València, donde ambos se graduaron en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura. A día de hoy, este dúo creativo utiliza su bagaje arquitectónico para contar historias mediante imágenes divertidas y originales que distan mucho de la fotografía de arquitectura convencional. Su trabajo se caracteriza por el uso del humor, la creatividad, la precisión y una delicada estética inspirada en la ciudad, la geometría y el minimalismo.
Medios de transporte
Pero todos deberíamos ser turistas en casa de vez en cuando. Cambiar el recorrido habitual que tomamos para ir al trabajo, elegir el camino menos corto para hacer un recado o pasear por el barrio sin rumbo definido. En definitiva, redescubrir nuestra propia ciudad con la misma pasión con la que visitamos otros destinos cuando salimos a ver mundo.
Cuántas veces hemos escuchado a nuestros amigos y conocidos loar la belleza que han atisbado en ciudades de otros países: ¡Qué bonita es París! ¡Viena es una ciudad de cuento! ¡Qué maravilla ir en bici en Ámsterdam! Viajar nos hace salir de nuestra zona de confort, estar alerta y observar nuestro alrededor y, es justo entonces, cuando descubrimos la belleza. ¿A qué esperamos para hacerlo en nuestras propias ciudades? Sirva este texto como invitación para que redescubráis vuestro entorno la próxima vez que salgáis de casa.
Si uno sale a la calle y sabe mirar, encontrará a lo largo de su recorrido arquitecturas de gran interés. Pequeños detalles que pasan desapercibidos al simple ojo. Se sorprenderá al ver geometrías y colores en las que no había reparado antes y que, seguramente, siempre han estado ahí.
Y si uno se anima incluso a ver más allá, descubrirá las historias jamás contadas de nuestras ciudades en las que los puentes son capaces de transformarse en elegantes arpas o las ventanas llegan a convertirse en auténticos regalos. Tan solo es cuestión de saber admirar.
Nuestras ciudades pueden ser lugares grises, monótonos y ruidosos, pero si aprendemos a apreciarlas y cuidarlas, también pueden llegar a ser divertidos espacios de encuentro y, sobre todo, de vida.