Aldo Rossi

La arquitectura es una profesión en la que el talento madura lentamente. Es una disciplina que requiere muchos años de observación reflexiva, de probar principios, de sentir el espacio y experimentar los muchos estados de ánimo necesarios para madurar y nutrirse. Los genios de la arquitectura son extremadamente escasos.

El conjunto de habilidades que permiten a un arquitecto trabajar con mano segura y lograr el resultado deseado no admite atajos. Un arquitecto que quiera dar lo mejor de sí mismo debe realizar un aprendizaje de por vida, mucho más allá del requerido para obtener una licencia oficial. Debe conocer el comportamiento humano, comprender las estructuras y los materiales, y saber modelar las formas y los espacios para que sirvan a los fines previstos de forma inspirada y original.

El jurado del Premio Pritzker de arquitectura ha encontrado estas cualidades y muchas más en Aldo Rossi, y lo ha elegido como el ganador de 1990.

Conocido durante muchos años como teórico, filósofo, artista y maestro, Rossi ha dedicado tiempo a desarrollar su voz arquitectónica y su pluma. Tanto las palabras como los dibujos y los edificios lo han distinguido como uno de los grandes arquitectos. Como maestro del dibujo, impregnado de la tradición del arte y la arquitectura italianos, los bocetos y representaciones de edificios de Rossi a menudo han alcanzado reconocimiento internacional mucho antes de ser construidos.

Su libro «La arquitectura y la ciudad», publicado en 1966, es un texto de gran trascendencia en el estudio del diseño y el pensamiento urbanos. De esta base teórica surgieron diseños que siempre parecen formar parte del tejido urbano, en lugar de ser una intrusión.

Cada uno de los diseños de Rossi, ya sea un complejo de oficinas, un hotel, un cementerio, un teatro flotante, una exquisita cafetera o incluso juguetes, captura la esencia del propósito.

Rossi ha sabido seguir las lecciones de la arquitectura clásica sin copiarlas; sus edificios tienen ecos del pasado en el uso de formas que tienen una cualidad universal e inquietante. Su obra es a la vez audaz y ordinaria, original sin ser novedosa, de apariencia refrescantemente sencilla pero extremadamente compleja en contenido y significado. En una época de estilos e influencias diversas, Aldo Rossi ha evitado lo popular y de moda para crear una arquitectura propia.

Sobre una base sólida teórica, utiliza su talento y habilidad para resolver problemas de diseño de forma memorable e imaginativa. Su influencia es extensa y se expande con cada nuevo encargo. Con este honor, Aldo Rossi se une a una docena de arquitectos ya destacados por sus contribuciones a la humanidad y al entorno construido a través del arte de la arquitectura.