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La búsqueda del arte y la ciencia de la arquitectura por parte de Sir Norman Foster han resultado en el triunfo de un edificio tras otro, cada uno a su manera, único. Ha reinventado el edificio alto, creando el más alto de Europa y posiblemente el primer rascacielos con conciencia ecológica, el Commerzbank de Fráncfort. Es un apasionado del medio ambiente y diseña en consecuencia. Desde sus primeros proyectos, fue evidente que adoptaría la tecnología más avanzada adecuada a la tarea, produciendo resultados sensibles a sus emplazamientos, siempre con soluciones imaginativas a los problemas de diseño. Sus objetivos de diseño no solo se orientan hacia la belleza y funcionalidad generales de un proyecto, sino también hacia el bienestar de las personas que serán sus usuarios finales. Esta dimensión social de su obra se traduce en esforzarse al máximo para transformar y mejorar la calidad de vida. A principios de los años setenta, fue pionero en la noción de que el lugar de trabajo podía ser un ambiente agradable con uno de sus primeros proyectos notables, las oficinas de Willis Faber y Dumas, que incluían una piscina y un parque con césped en la azotea para los empleados.
En las tres décadas posteriores, Sir Norman ha creado una colección de edificios y productos destacados por su claridad, invención y puro virtuosismo artístico. Su obra abarca desde la modesta, pero exquisita, ampliación de las Galerías Sackler a las galerías ya existentes de la Real Academia de las Artes de Londres, y la sencilla y serena ampliación de piedra caliza del Museo Joslyn de Omaha (Nebraska), hasta un par de grandes megaproyectos, ambos en Hong Kong, la mayor terminal aérea del mundo y el aclamado Banco de Hong Kong y Shanghai.
Una prueba de su capacidad para crear soluciones notables para diversos programas en entornos urbanos es su sensible ubicación y diseño del Carré d’Art, un centro cultural junto a un venerado templo romano, que data del año 500 a.C., en el corazón de Nimes (Francia). Pocas veces se ha logrado con tanto éxito una yuxtaposición semejante de arquitectura contemporánea y antigua. Su transformación de iconos históricos más recientes, el Reichstag en Berlín y el nuevo Gran Patio del Museo Británico, son brillantes renovaciones de rediseño.
Su versatilidad en el diseño se demuestra aún más con su experimentación e innovación en el diseño de una amplia gama de productos, desde un simple tirador de puerta hasta mesas y vajillas, sillas y otros muebles para sistemas de almacenamiento, estanterías para libros, escritorios, puestos de exhibición y mobiliario urbano, así como un autobús propulsado por energía solar y un yate privado a motor. Su proceso de descubrimiento, inspiración, invención e innovación es continuo.
A Sir Norman se le concede el Premio Pritzker de arquitectura por su inquebrantable devoción a los principios de la arquitectura como forma de arte, por su contribución a la definición de una arquitectura de alto nivel tecnológico y por su apreciación de los valores humanos implicados en la producción de proyectos bien diseñados, con el deseo de que continúe cosechando éxitos en el nuevo milenio.
+info:
https://www.pritzkerprize.com/laureates/1999