Pritzker 2022

Diébédo Francis Kéré

¿Cuál es el papel de la arquitectura en contextos de extrema escasez? ¿Cuál es el enfoque correcto para la práctica cuando se trabaja contra todas las adversidades? ¿Debe ser modesto y correr el riesgo de sucumbir a circunstancias adversas? ¿O es la modestia la única forma de ser pertinente y lograr resultados? ¿Debe ser ambicioso para inspirar el cambio? ¿O la ambición corre el riesgo de ser inapropiada y resultar en una arquitectura basada en meros deseos?

Francis Kéré ha encontrado maneras brillantes, inspiradoras y revolucionarias de responder a estas preguntas a lo largo de las últimas décadas. Su sensibilidad cultural no solo busca la justicia social y ambiental, sino que también guía todo su proceso, con la conciencia de que es el camino hacia la legitimidad de un edificio en una comunidad. Sabe, desde dentro, que la arquitectura no se trata del objeto sino del objetivo; no se trata del producto, sino del proceso.

Toda la obra de Francis Kéré nos muestra el poder de la materialidad arraigada en el lugar. Sus edificios, para y con las comunidades, son directamente de esas comunidades, en su construcción, sus materiales, sus programas y sus características únicas. Están vinculados a la tierra en la que se encuentran y a las personas que están en su interior. Tienen presencia sin pretensiones y un impacto moldeado por la gracia.

Francis Kéré nació en Burkina Faso, no obstante, gracias a la insistencia de sus padres para que tuviese una educación, terminó estudiando arquitectura en Berlín. Una y otra vez, en cierto sentido, volvió a sus raíces. Ha bebido de su formación y obra arquitectónica europea, combinándolas con las tradiciones, necesidades y costumbres de su país. Estaba decidido a llevar los recursos educativos de una de las principales universidades técnicas del mundo a su tierra natal y utilizar esos recursos para elevar el conocimiento, la cultura y la sociedad indígena de su región.

Continuamente ha llevado a cabo esta tarea de una manera altamente respetuosa con el lugar y la tradición y, al mismo tiempo, transformadora en lo que puede ofrecer, como en la escuela primaria de Gando, que sirvió como ejemplo para muchos, incluso más allá de las fronteras de Burkina Faso, a la que más tarde añadió un complejo de viviendas para profesores y una biblioteca. Allí, Kéré entendió que un objetivo aparentemente sencillo, en concreto, hacer posible que los niños asistan cómodamente a la escuela, debía estar en el centro de su proyecto arquitectónico. La sostenibilidad para la gran mayoría del mundo no consiste tanto en prevenir la pérdida de energía indeseable como en prevenir las ganancias indeseables de energía. Para demasiadas personas en los países en desarrollo, el problema es el calor extremo, en lugar del frío.

En respuesta, desarrolló un vocabulario arquitectónico ad-hoc, altamente performático y expresivo: techos dobles, masa térmica, torres de viento, iluminación indirecta, ventilación cruzada y cámaras de sombra (en lugar de ventanas, puertas y columnas convencionales) no solo se han convertido en sus estrategias centrales, sino que también han adquirido el estatus de dignidad construida. Desde que completó la escuela en su pueblo natal, Kéré ha seguido la ética y el método de trabajar con artesanía y habilidades locales para elevar no solo la vida cívica de las pequeñas aldeas, sino también las deliberaciones nacionales en edificios legislativos. Este es el caso de sus dos proyectos en curso para la Asamblea Nacional de Benín, en construcción avanzada, y para la Asamblea Nacional de Burkina Faso, temporalmente detenido por la actual situación política del país.

La obra de Francis Kéré es, por su esencia y presencia, fruto de sus circunstancias. En un mundo donde los arquitectos construyen proyectos en los contextos más diversos, no sin controversias, Kéré contribuye al debate incorporando dimensiones locales, nacionales, regionales y globales en un equilibrio muy personal de experiencia de base, calidad académica, baja tecnología, alta tecnología y un multiculturalismo verdaderamente sofisticado. En el pabellón Serpentine, por ejemplo, tradujo con éxito a un lenguaje visual universal y de manera especialmente efectiva, un símbolo esencial olvidado hace mucho tiempo de la arquitectura primordial a nivel mundial: el árbol.

Ha desarrollado un enfoque sensible de abajo hacia arriba al aceptar la participación comunitaria. Al mismo tiempo, no tiene ningún inconveniente en incorporar el mejor tipo posible de proceso de arriba hacia abajo en su devoción por soluciones arquitectónicas avanzadas. Su perspectiva, que es a la vez local y global, va mucho más allá de la estética y las buenas intenciones, permitiéndole integrar lo tradicional con lo contemporáneo.

El trabajo de Francis Kéré también nos recuerda la necesaria lucha por cambiar patrones insostenibles de producción y consumo, mientras nos esforzamos por proporcionar edificios e infraestructuras adecuados para miles de millones de personas necesitadas. Plantea cuestiones fundamentales sobre el significado de la permanencia y durabilidad de la construcción en un contexto de constantes cambios tecnológicos y de uso y reutilización de estructuras. Al mismo tiempo, su desarrollo de un humanismo contemporáneo fusiona un profundo respeto por la historia, la tradición, la precisión, las reglas escritas y no escritas.

Desde que el mundo comenzó a prestar atención al notable trabajo y la historia de la vida de Francis Kéré, ha servido como un ejemplo singular en la arquitectura. Nos ha mostrado cómo la arquitectura actual puede reflejar y satisfacer las necesidades, incluidas las necesidades estéticas, de los pueblos de todo el mundo. Nos ha mostrado cómo la localidad se convierte en una posibilidad universal. En un mundo en crisis, en medio de cambios en los valores y las generaciones, nos recuerda lo que ha sido, y sin duda seguirá siendo, una piedra angular de la práctica arquitectónica: el sentido de comunidad y la calidad narrativa, que él mismo es capaz de relatar con compasión y orgullo. Nos brinda una narrativa en la que la arquitectura puede convertirse en una fuente de felicidad y alegría continua y duradera.

Por los regalos que ha creado a través de su trabajo, regalos que trascienden el ámbito de la disciplina arquitectónica, Francis Kéré ha sido galardonado con el Premio Pritzker 2022.

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+info:

https://www.pritzkerprize.com/laureates/diebedo-francis-kere
CONVOCA: The Hyatt Foundation

RESULTADOS

  • Diébédo Francis Kéré
    Diébédo Francis Kéré

Jurado

Vocal : Stephen Breyer Vocal : Barry Bergdoll Vocal : Kazuyo Sejima Vocal : André Aranha Corrêa do Lago Directora Ejecutiva : Manuela Lucá-Dazio Vocal : Wang Shu Vocal : Benedetta Tagliabue Presidente : Alejandro Aravena Vocal : Deborah Berke

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