Paulo Mendes da Rocha

Paulo Mendes da Rocha de Sao Paulo (Brasil), inspirado por los principios y el lenguaje del modernismo, así como por su uso audaz de materiales simples, en las últimas seis décadas ha construido edificios con una profunda comprensión de la poética del espacio. Modifica el paisaje y el espacio con su arquitectura, esforzándose por satisfacer las necesidades humanas tanto sociales como estéticas.

Tanto si se trata de viviendas individuales o apartamentos, como de iglesias, estadios deportivos, museos de arte, guarderías, exposiciones de muebles o plazas públicas, Mendes da Rocha ha dedicado su carrera a la creación de una arquitectura guiada por un sentido de la responsabilidad hacia los habitantes de sus proyectos, así como hacia una sociedad más amplia.

Con una visión social acorde con el nuevo mundo, nos recuerda que la arquitectura es ante todo una obra humana inspirada en la omnipresencia de la naturaleza. El vasto territorio de su país le ha dado a este arquitecto un rico linaje para aprovechar y conciliar naturaleza y arquitectura como fuerzas congruentes.

Sus materiales de hormigón característicos y sus métodos de construcción inteligentes, aunque notablemente sencillos, crean edificios imponentes y expresivos, reconocidos internacionalmente. No hay duda de que las materias primas que utiliza para lograr resultados monumentales han influido en todo el mundo.

También ha demostrado su dominio de la restauración y la renovación, reafirmando su comprensión y respeto por el legado de su país y su propia creencia en la relevancia de la arquitectura de nuestro tiempo. Mendes da Rocha observa la historia en relación con el futuro. Se ha dedicado a buscar una síntesis de diseño y forma que sea tan bella como técnicamente perfecta.

En sus propias palabras, su definición de arquitectura es «…la transformación de la naturaleza, una fusión total de ciencia, arte y tecnología en una sublime declaración de la dignidad y la inteligencia humanas a través de los asentamientos que construimos para nosotros mismos…»

Todas estas cualidades y logros lo han hecho merecedor del Premio Pritzker de arquitectura 2006.