Rafael Moneo Vallés

José Rafael Moneo es ante todo un arquitecto de gran alcance. Como hombre ecléctico, definido como aquel que selecciona y utiliza lo mejor de todas las fuentes, incluida su propia creatividad, su flexibilidad a la hora de variar el aspecto de sus obras en función de los distintos contextos se refleja en la forma en que afronta cada nuevo encargo como un ejercicio nuevo. Se basa en una increíble reserva de conceptos e ideas que filtra a través de los detalles del lugar, el propósito, la forma, el clima y otras circunstancias del proyecto. Como resultado, cada uno de sus edificios es único, pero al mismo tiempo, reconocible como parte de su paleta.

Esa paleta ha abarcado desde lo antiguo, el Museo de Arte Romano de Mérida, que es una de sus mejores logros, hasta el monumento minimalista proyectado para San Sebastián: dos cubos translúcidos que albergarán el Auditorio y Palacio de Congresos Kursall. Entre estos dos ejemplos hay infinitas variaciones, plasmadas en todo tipo de edificios, desde residencias y apartamentos hasta museos de arte, una estación de ferrocarril, un aeropuerto, una fábrica, un hotel, bancos, un ayuntamiento y otros edificios de oficinas. Cada uno de sus diseños tiene una calidad segura y atemporal, indicativa de un maestro arquitecto cuyo talento es evidente desde el primer concepto hasta el último detalle del edificio terminado.

Y es que para Moneo lo más importante es conseguir un edificio terminado, hasta el punto de ser autocrítico, cree en la obra construida y en que, una vez construida, la obra debe valerse por sí misma, una realidad que es mucho más que una traducción de los dibujos del arquitecto. Considera que los materiales y las técnicas de construcción son tan importantes como la visión y el concepto del arquitecto y, por tanto, parte integrante de una arquitectura duradera, otro de los atributos clave que busca en su trabajo.

Como escritor y crítico, dedicando casi tanto tiempo a la educación como al diseño, da forma al futuro de la arquitectura con sus palabras. Lo más importante son sus palabras como maestro, que influyeron en profesores y estudiantes por igual con su firme compromiso con la tradición modernista, tanto en Estados Unidos como en España. En el primer país, fue Presidente del Departamento de Arquitectura de la Harvard Graduate School of Design durante cinco años, y en su país natal, miembro de las facultades de las Universidades de Madrid y Barcelona.

a carrera de Moneo es el ejemplo ideal de conocimiento y experiencia que potencian la interacción mutua de teoría, práctica y enseñanza. El Premio Pritzker de arquitectura rinde homenaje a Moneo por estos esfuerzos paralelos del pasado, presente y futuro.