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Richard Rogers
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A lo largo de su distinguida carrera de más de cuarenta años, Richard Rogers, el Lord Rogers de Riverside, ha perseguido sistemáticamente los objetivos más ambiciosos de la arquitectura.
Los principales proyectos de Rogers representan ya momentos decisivos en la historia de la arquitectura contemporánea. El Centro Georges Pompidou de París (1971-1977), diseñado en colaboración con Renzo Piano, revolucionó los museos, transformando lo que una vez habían sido monumentos de élite en lugares populares de intercambio social y cultural, entretejidos en el corazón de la ciudad. El Lloyd’s de Londres, en la ciudad de Londres (1978-1986), otro hito del diseño de finales del siglo XX, estableció la reputación de Richard Rogers como maestro no solo del gran edificio urbano, sino también de su propia marca de expresionismo arquitectónico. Como demuestran estos edificios y otros proyectos posteriores, como la recién terminada y aclamada Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas en Madrid (1997-2005), una interpretación única de la fascinación del Movimiento Moderno por el edificio como máquina, un interés por la claridad arquitectónica y la transparencia arquitectónicas, la integración de espacios públicos y privados, y un compromiso con las plantas flexibles que responden a las demandas siempre cambiantes de los usuarios, son temas recurrentes en su obra. Los edificios de Rogers abarcan numerosos tipos, escalas y continentes. Sin embargo, todos sus proyectos están unidos tanto por un rigor formal como un compromiso con el usuario. A lo largo de los años, ha colaborado con diversos asociados en proyectos grandes y pequeños, aunque su mano firme sigue siendo evidente en todos ellos.
Rogers combina su amor por la arquitectura con un profundo conocimiento de los materiales y técnicas de construcción. Su fascinación por la tecnología no es simplemente por el efecto artístico, sino que, lo que es más importante, es un eco claro del programa de un edificio y un medio para hacer que la arquitectura sea más productiva para aquellos a los que sirve. Su defensa de la eficiencia energética y la sostenibilidad ha tenido un efecto duradero en la profesión.
Nacido en Florencia, Italia, y formado como arquitecto en Londres, en la Architectural Association y, más tarde, en los Estados Unidos en la Universidad de Yale, Rogers tiene una perspectiva tan urbana y expansiva como su educación. En sus escritos, en su papel de asesor de grupos políticos y en su trabajo de planificación a gran escala, Rogers es un defensor de la vida urbana y cree en el potencial de la ciudad como catalizador del cambio social.
Sabemos que la arquitectura es una disciplina de enormes consecuencias políticas y sociales. Y hoy rendimos homenaje a Richard Rogers, un humanista que nos recuerda que la arquitectura es la más social de las artes. A lo largo de su extensa e innovadora carrera, Rogers nos demuestra que quizá el papel más duradero del arquitecto sea el de buen ciudadano del mundo. Por todas estas cualidades destacadas, el jurado otorga a Richard Rogers el Premio Pritzker de arquitectura 2007.
+info:
https://www.pritzkerprize.com/laureates/2007